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lunes, 24 de diciembre de 2007

Comentario del libro "Los siete mitos de la conquista de América" Matthew Restall

Las interpretaciones de la llegada de los españoles al continente americano realizadas por testigos como Bernal Díaz del Castillo contribuyeron a crear una serie de mitos que legitiman una visión hispanocéntrica de dicho proceso. Restall subraya que desde la propia idea de conquista queda la visión que tenían los españoles acerca de la empresa que llevaron a cabo y llama a estas interpretaciones mitos porque designan hechos ficticios que suelen considerarse como ciertos. El atractivo de su propuesta radica en que disecciona la forma como se construyeron dichas interpretaciones y los acontecimientos que permitieron que trascendieran en el tiempo, además de hacer patente que no fueron un puñado de hombres los que derrotaron imperios y que tampoco eran guerreros invencibles organizados como los ejércitos contemporáneos, pues se ha ignorado que junto con ellos pelearon indígenas aliados y africanos.

"Hombres excepcionales"
Este mito se origina en la respuesta dada a una interrogante que se ha repetido a lo largo de los siglos. ¿Cómo tan pocos hombres pudieron haber terminado con imperios tan poderosos? Según Restall esta pregunta está en el núcleo de su libro, no sólo por que sus respuestas tienen elementos de cada uno de los siete mitos, sino porque la formulación es errónea. Ni eran tan pocos y tampoco acabaron con grandes imperios.
En un primer momento da la sensación que el autor siente una cierta animosidad contra los conquistadores españoles “Si Cortés levantará la cabeza, le entusiasmaría saber que muchos sitios web y libros de texto le atribuyen el mérito de la caída del imperio azteca” (19).
Este mito se origina, según Restall, cuando los historiadores consideran al descubrimiento de América una de las principales hazañas del hombre. Este ha sido llevado a cabo, por un grupo reducido de hombres, por lo tanto se llega a la conclusión que estos son excepcionales. Este silogismo no es correcto ya que las consecuencias afortunadas del descubrimiento, fundamentalmente económicas, que motivan tan buena consideración de este hecho, no pueden ser atribuidas a la motivación de los conquistadores. Por lo tanto ese mérito no puede serles atribuido, ya que fueron consecuencias que ellos no proveyeron.
La personalización de la historia es un recurso frecuentemente utilizado, sobre todo por lo cronistas del pasado, más interesados en glorificar al personaje que dar una visión de conjunto. En la actualidad esa visión de personaje excepcional que con sus acciones marca el devenir del mundo se mantiene como mito en la cultura popular. En la página 29 muestra los defectos del enfoque personalista “…pero llevado hasta sus últimas consecuencias, el enfoque de los grandes hombres ignora la influencia de otros procesos, más generales, de cambio social”. Las tendencias historiográficas del siglo pasado corrigieron ya esta visión sesgada de la historia.
Un ejemplo de eso es Colón. La visión que tiene un alto porcentaje de la población es la de un gran descubridor que se enfrentó al desconocimiento medieval afirmando que era posible llegar a Asia navegando hacía el oeste. Un incomprendido en su tiempo que con su obstinación o fe descubridora logra demostrar la esfericidad de la tierra. Pero como demuestra Restall en su libro el fruto de su éxito se basa en la casualidad y la fortuna (32). En el ámbito historiográfico esta interpretación el mito de Colón no existe. Solo falta que se traslade al conjunto de la sociedad el verdadero Colón.
Pero en algunos momentos quizás peca de exceso de celo en su tarea desmitificadora. Restall (35) afirma “Cuando la corona de Castilla comprendió la magnitud de su fracaso y de su engaño, envió un agente al Caribe para detener a Colón y traerlo e vuelta a España encadenado”. No están claras las razones por las que Colón es encarcelado. Parece que la razón más plausible fuera la revuelta de los colonos en La Española y las acusaciones subsiguientes de desgobierno. Posteriormente la corona aprovecha estas circunstancias para retirar los títulos a Colón ya que le otorgaban excesivas prerrogativas sobre los territorios descubiertos.
En las páginas 35 y 36 se puede leer “…si Colón no hubiera llegado a América, cualquier otro navegante lo habría logrado en menos de una década. De manera similar, en 1500 el portugués Pedro Álvares Cabral exploró la costa brasileña, donde arribó cuando intentaba llegar a Asia (bordeando el Cabo)” Existe una discusión entre los historiadores al respecto de la intencionalidad (o no) de la llegada de Cabral a territorio brasileño ya que no existen evidencias concretas. Por esta fecha ya se tenía, en Europa, el conocimiento de la existencia de tierras al este de la línea del Tratado de Tordesillas. De hecho, tres meses antes un antiguo compañero de Colón, Vicente Yañez Pinzón, ya había recorrido la costa brasileña, sin saber que se trataba de un territorio desconocido. Por lo tanto aunque el razonamiento es correcto el hecho que utiliza para demostrarlo presenta ciertas dudas, ya que cabe la posibilidad, no mencionada, que el viaje de Cabral fuera intencionado.
A continuación hace un análisis de las fuentes para conocer la historia de Cortés (38). Afirma que los textos relacionados con las probanzas provocan que las crónicas sean exageradas. De Bernál Díaz, cronista de Cortés, dice que no escribe técnicamente una probanza pero mantiene su estilo. En la página 40 afirma que; “la probanza derivó en el genero de la crónica”. Es fundamental para el análisis del libro realizar una valoración completa de la obra de Bernal Díaz, la de los franciscanos y la de Gómara. De este dice que la conquista tomó la forma de hagiografía de Cortés (43) Tampoco esta de acuerdo con la interpretación de Prescott (46).
En la descripción de la historia de Cortés (47) afirma que este no quema las naves sino que se hunden por otras circunstancias. El mito pudo ser creado por Cervantes de Salazar (1514-1575). Pero en la página 49 dice; “…hunde los barcos restantes para impedir que los leales a Velazquez huyesen a Cuba para advertirle de la traición” lo que es una contradicción, ¿destruye o no sus barcos intencionadamente?
El argumento principal (47/48) para enfrentarse al mito de Cortés como hombre excepcional es afirmar que sus actos son un procedimiento de conquista que no tienen nada de original; el uso de medidas legalistas para dotar validar la expedición, el recurso al rey, la búsqueda de metales preciosos, la búsqueda de poblaciones indígenas (52), adquisición de un aliado indígena como interprete (53) y por último recurrir a exhibiciones de violencia (54).
No parece un argumento concluyente. El uso de procedimientos no convierte a los conquistadores en meros burócratas grises que simplemente aplican las tácticas habituales de guerra o conquista. Hay muchos tipos de tácticas en un proceso tan complejo como este y aún basándose en procesos de reconquista medieval no aplicaron todos ya que algunos hubieran sido infructuosos. Además es necesaria cierta habilidad personal y no solamente un manual y algo de fortuna.
“Ante todo, los aliados indígenas ofrecían ayuda militar…” (52) Es obvio que es un táctica habitual. En la página 53 afirma “que Malinche hablase maya y nahuatl fue una coincidencia afortunada,…”, seguramente si no hubieran tenido a Malinche como traductora hubieran continuado su búsqueda de interprete. No puede ser atribuido a la fortuna de nuevo esta táctica.
En ningún momento de la historia la determinación de una sola persona ha dirigido los designios de una sociedad. Pero lo que es innegable es que los conquistadores jugaron un papel relevante en la conquista de América, eran hombres que tenían unas ciertas habilidades que supieron aprovecha las circunstancias.

"El ejército real"
Los primeros invasores y colonos españoles suelen presentarse como soldados y la historiografía utilizaría términos militares para designar sus acciones. Sin embargo de acuerdo a Restall, la conquista española no fue llevada a cabo por soldados convocados por el rey. De acuerdo al historiador, la revolución militar europea de los siglos XVI y XVII, alteró las percepciones españolas de los primeros conquistadores y los historiadores modernos siguieron influidos por visiones de hombres armados. Restall concluye que la variedad de identidades, experiencias y
biografías hacen del concepto típico de conquistador algo sin sentido. Los conquistadores fueron más bien empresarios armados.
El mito en este caso es adecuadamente desmontado. Las conclusiones a las que llega también son las aceptadas en la actualidad; fue la iniciativa privada la que llevó a cabo la conquista en un primer momento.
En la página 64 dice “Así pues, mucho tiempo después del apogeo de los conquistadores los estados europeos, incluido el español, alcanzaron el nivel de centralización e industrialización necesario para organizar fuerzas constituidas, mayoritariamente, por soldados veteranos, permanentes, asalariados y formados, con uniformes y armas reglamentarias” Las guerras de Italia de Fernando el Católico demuestran lo contrario. Una de las razones que justifican el imperio de los Austrias en la Europa del siglo XVI es precisamente que sus hombres constituyen un ejército y posee una organización militar de era moderna. Razones con más peso para explicar la no utilización de un ejército en la conquista son; las dificultades de trasladar un ejército, el interés de la monarquía estaba en Europa y las necesidades de la estaban cubiertas con esos empresarios armados.
Pero si van armados y utilizan tácticas militares (66/67) ¿Por qué no considerarlos militares? Las razones las da a continuación; porque no había instrucción militar, ni tampoco una jerarquía bien definida, además de no cobrar un salario. Las tablas de las páginas 71 y 72 vienen a certificar su razonamiento y en las páginas 74 y 75 desgrana las razones para concluir que estas conquistas eran fruto de la iniciativa privada.

"El conquistador blanco"
Los españoles suelen representarse combatiendo contra hordas innumerables de nativos. No cabe duda que los españoles fueron superados en número por sus enemigos; pero muchas veces se ignora o se olvida que los españoles también tendían a ser igualados e incluso superados numéricamente por sus propios aliados nativos y luego por guerreros africanos libres o esclavos, que los acompañaban.
Ofrece una visión interesente (83) basada en las fuentes indígenas donde los españoles son actores secundarios en los conflictos entre los nativos, se interpreta la conquista como una guerra civil indígena. Pero al final son los españoles quienes terminan dirigiendo los acontecimientos y son los principales beneficiarios. Cortés afirma que explota la animadversión entre los Tlaxcalas y los Mexicas (84) pero también los indígenas tratan de utilizarle para sus propios intereses.
En la página 87 vincula el éxito de Pizarro a la casualidad de coincidir su llegada al imperio Inca con el apogeo del enfrentamiento entre los hermanos, Atahualpa y Huascar. Afirma que Pizarro se salvo en 1526 por el apoyo indígena y así pudo establecer una base permanente. Obviamente sin el apoyo de una facción los pocos conquistadores nunca hubieran logrado tales éxitos. También describe el apoyo que recibieron Cortés y Pizarro en sus sucesivas conquistas
A continuación (89) introduce a los asistentes esclavos africanos que acompañaban a los españoles. Para sustentar esta afirmación dice que un importante número de africanos participaron en la representación de la “conquista de Rodas” en 1539 (91). Asevera que en la parafernalia participaron más de cincuenta mil trabajadores (africanos e indígenas) pero no concreta el porcentaje de unos y de otros lo que inutiliza el dato para valorar la presencia africana. Afirma (92) que los africanos eran parte importante de la expedición pero no aporta fuentes concretas que lo certifiquen.
La descripción de la vida Juan Valiente y Juan Garrido demuestran que existían hombres de color como conquistadores importantes, ¿pero hasta que punto puede ser considerado como africano si es criado en España? ¿Quizás por su condición de esclavo que le recordara su procedencia africana?
Respecto a las cifras que ofrece (94) no parecen concluyentes “Los primeros africanos negros trasladados a América probablemente llegaron en 1502, y en 1510 el rey de España autorizó el primer gran envío masivo de esclavos africanos: 250 destinados a La Española. A finales de siglo XVI, unos 100.000 africanos habían sido enviados a las colonias hispanoamericanas”. Este dato, de nuevo, resulta poco útil ya que no pertenece al periodo de conquista que termina en 1550. La afluencia masiva de africanos fue creciendo de forma exponencial hacía finales de siglo, por tanto la mayor parte de esos 100.000 habrían sido trasladados en la segunda mitad del siglo.
En la página 102 de nuevo cita los datos de africanos en Perú para 1530; dos millares de negros, y en 1550 rondaba ya los 3000. Estas son cifras significativas que apoyan sus conclusiones pero se echa de menos el porcentaje respecto al total.
El número de africanos y su papel, como demuestra el autor, son más importantes que lo comúnmente aceptado. Las oportunidades de promoción social que se dieron en una situación tan convulsa provocó que algunos esclavos obtuvieran puestos de importancia en la conquista, pero parece más excepcional que una norma genérica.

"La conquista completa"
Al designarse como "conquista" de manera genérica a todo un proceso de exploración, expansión, descubrimiento e invasión española en América, se inserta todo en un marco donde los eventos transcurren de manera inexorable hacia el clímax inevitable de la victoria. La frase "conquista española" y todo lo que ésta implica, ha seguido utilizándose a lo largo de la historia porque los españoles estaban muy preocupados en describir sus logros y conquistas, como voluntad de la providencia o hechos consumados. A pesar de estas pretensiones la conquista no fue completa.
La imagen que las generaciones posteriores tienen de una guerra es la que construye el vencedor. Se ha extendido la idea equivocada de conquistas y pacificaciones completas (108). El mito de la completitud tiene una gran relevancia al obviar puntos del continente americano donde la influencia española era minima o inexistente.
Para fundamentar la existencia del mito el autor describe que los conquistadores necesitaban dar la idea que la conquistaba era completa para cobrar las recompensas (110). La sumisión al rey fomento la emisión de informes donde se afirmaba el éxito de las campañas (112).
La jurisdicción colonial interpretaba que los enemigos indígenas no eran enemigos sino súbditos que se rebelan, aunque no hayan sido contactados (113). Desgrana la incompletitud de la conquista de México en siete dimensiones (115); la supuesta rapidez, la prolongada conquista militar en las regiones marginales o periféricas (116) que nunca concluyeron, la pax colonial entre indígenas y españoles, las diversas formas cotidianas de resistencia (118), el grado de autonomía que conservan los pueblos indígenas, la conquista espiritual y la persistencia de las culturas indígenas.
Este mito es el que de forma más obvia se identifica y es desmontado por el autor. Con los medios de ese momento es imposible controlar un territorio tan extenso, además ciertos climas que se dan en el continente dificultan aún más la tarea.

"La incomunicación".
Los momentos del primer encuentro entre Cortés y Moctezuma y de Atahualpa con Pizarro se han convertido en símbolos del choque de culturas. De acuerdo a Restall las especulaciones en torno a la forma como se efectuó este diálogo entre españoles y nativos ha generado un mito que tiene dos variantes. Primero históricamente prevaleció el mito de la comunicación efectiva con los nativos, propagado por los propios conquistadores interesados en demostrar que los nativos habían sido subyugados y convertidos. Luego, este mito fue cuestionado por académicos modernos, como Tzvetan Todorov, que a partir de fuentes del siglo XVI, principalmente los escritos de Fray Bartolomé de las Casas, han planteado que no hubo tal comunicación (131). Según Restall los mitos de la comunicación y la falta de comunicación han sido utilizados erróneamente como explicaciones de la conquista.
En la pagina 149 extrae la conclusión que los fallos comunicativos que citan las crónicas no fueron tan desequilibrados a favor de los Españoles como se ha querido justificar como razón para la conquista. Otros detalles influirían mucho más que este en la consecución de la conquista.

"La desolación de los nativos"
A lo largo de los siglos los europeos han imaginado e inventado el quiebre social y cultural de las sociedades nativas americanas. En su forma más extrema, esta perspectiva no sólo pone énfasis en el despoblamiento y destrucción, sino que percibe una desolación más profunda llegando incluso al estado de anomia -en el cual los
nativos padecerían de un sentido de futilidad, vacío emocional, desesperanza (154) psicológica, y una confusión ante el aparente desmoronamiento de sus antiguos sistemas de civilización.
Restall detalla de una forma adecuada las interpretaciones que realizaron hombres de siglos pasados. Mitos que son claramente identificados en la cultura popular actual como demuestra la película La ruta hacia El Dorado (160). La justificación que da para negar el mito (considerar a los europeos como dioses) la refuta analizando los escritos de Gómara. En sus escritos no hay ninguna referencia sobre la deificación, y respecto a Bernal Díaz, argumenta que traduce de forma incorrecta la palabra teteoh (164).
Continúa enumerando ocasiones donde las expresiones y los formulismos corteses de los nativos eran mal interpretados, “semánticamente tergiversados” (168). Este análisis fundamentar su idea de negar la relación de desigualdad y veneración. Pero por otro lado se puede interpretar que simplemente sea un problema de definición de términos, y sea indistinto que les consideren dioses, emisarios de ellos, o personajes insignes. La actitud hacía los conquistadores muestra una cierta admiración.
Los exploradores tienen un conocimiento del mundo mucho mayor al de los indios como puede deducirse de los territorios y culturas que cada grupo conoce. Para los europeos la existencia de otras razas no es una sorpresa, pero para los indios es toda una novedad. La capacidad de sorpresa para un europeo es menor ya que la extensión de su mundo es mayor.
“Este mito perpetua una visión de las sociedades indígenas supersticiosas, crédulas y primitivas en sus reacciones ante los invasores…” (174) Es difícil no considerar que los indígenas no estuvieran más influidos por estos preceptos religiosos, que un europeo renacentista. Al fin y al cabo eran hombres de fortuna que habían cruzado el océano para hacerse ricos (174).
El mito de los españoles como dioses probablemente sólo se diera en los primeros contactos y no porque sean imbéciles los indígenas (175), sino porque el influjo de una religión mágica en su sociedad era más importante. Bastaría comparar las reacciones de un hombre europeo del siglo X con uno del siglo XVI, la iconografía cristiana del románico muestra la credulidad de estos hombres.
A continuación trata de desmentir el mito de la devastación en la cultura y vitalidad indígena. Enumera una serie de indicadores que demuestran la perduración de su cultura, fundamentalmente en el siglo XVI, que ha sido olvidada. La crisis demográfica tan brutal que sufren los indígenas no puede dejar de afectar a la cultura sumergiéndola en una decadencia mayor que la considera por Restall. Minimiza demasiado la crisis de pensamiento por el que pasan estas sociedades indígenas

"La superioridad española".
Restall sostiene que en tiempos coloniales los españoles intentaron confinar la historia de la conquista comprimiéndola en el que puede ser uno de los motivos más simples jamás inventados para explicar los comportamientos humanos, el argumento de la superioridad. Los cronistas coloniales y los historiadores modernos se contentaron con exponer el siguiente argumento circular: los españoles conquistaron a los nativos, porque eran superiores, y eran superiores porque conquistaron a los nativos.
Este es uno de los mitos más instaurados, sobre todo en el siglo XVI, llegando a la manifestación extrema de negar la humanidad de los indígenas americanos (190). Este mito se interrelaciona con el eurocentrismo de la historiografía de todas las épocas, cuyos ejemplo más notorio es la minusvaloración de las culturas y sociedades de extremo oriente, “… civilización frente a la barbarie…” (191).
Comienza el análisis de este mito con la cuestión de la voluntad divina como conductora de la conquista, la conquista como milagro y la visión de España como pueblo elegido. El segundo punto en el que basa la existencia del mito es la culpabilización de los indígenas por su propia derrota (193) ya que sus líderes nativos confundieron a los conquistadores con dioses. La tercera explicación versa sobre la consideración de las culturas indígenas como incapaces de hacer frente a la invasión española. En la pagina 193 se extrae un párrafo de J. H. Elliot que utiliza para exponer el mito de la superioridad española.
La superioridad debía de ser más que meramente técnica, y quizá obedecía, en última instancia, a la mayor seguridad y aplomo de la civilización que había iniciado ya el declive, tras una época de esplendor; en el imperio azteca, por otro lado, se enfrentaron a una civilización todavía joven y en pleno proceso de evolución. Así pues, cada uno de estos imperios se vio sorprendido cuando menos capaz era de ofrecer resistencia efectiva; ambos carecían de seguridad en sí mismo y en su capacidad de supervivencia en un universo dirigido por deidades implacables, y vivían constantemente al límite de la destrucción. El conquistador, ávido de fama y riqueza, sumamente seguro de su capacidad de obtenerlas, se plantó ante el umbral de un mundo fatalista resignado a sucumbir; y en el nombre del a cruz lo conquisto.
Destaco este párrafo porque parece más acertado que la posición de Restall, sobre este tema. También con un extracto de Keen. “Los españoles eran hombres renacentistas, con una visión del mundo esencialmente laica, mientras que los indios tenían una cosmovisión mucho más arcaica, en la que el ritual y la magia desempeñaban una función importante”, admitiendo que siempre pueden existir excepciones. Si es cierto, también, que existe una visión paternalista hacía estas civilizaciones como bien demuestra Restall citando los cómics de Tin Tin (194). Por último descarta como explicaciones de la conquista la superioridad del lenguaje y la explicación fundamentada en el superior armamento español.
Restall da como explicación de la conquista las siguientes claves. La enfermedad en forma de epidemias. En este punto también hay que tener en cuenta, cosa que no hace Restall, que las enfermedades también afectarían a los aliados de Cortés. La justificación de la conquista a partir de la desunión indígena la utiliza para introducir, de nuevo, el factor casualidad en el éxito español. En tercer lugar cita el armamento, desechando el caballo, las armas de fuego y los perros, centrándose en el acero como elemento principal de la superioridad armamentística europea.
Como cuarto factor nombra la cultura de la guerra, las convenciones de los mexicas a la hora de hacer la batalla. Este punto demuestra una influencia religiosa que en otros apartados del libro trata de negar. La cultura de guerra puede ejemplificar el laicismo de los conquistadores que asume Keen.
La última razón para justificar la conquista es integrarla dentro de un proceso de expansiones iniciadas por los pueblos orientales de siglos anteriores. Puede que otras razones que descarta hubieran influido más que esta idea.
La visión económica del proceso (206) resulta interesante. Expone que la conquista española es parte de un episodio en la globalización del acceso a los recursos. El potencial alimentario da una cierta superioridad a los pueblos del viejo mundo (admite una cierta superioridad) y con el intercambio de culturas hay un trasvase. De hecho la importancia económica del imperio español se va trasladando paulatinamente de España a América en el transcurrir de los siglos siguientes.

Conclusión
A pesar de su impresionante bibliografía, realiza ataques y asume posiciones que no fortalece con fuentes externas, como su posición su afirmación sobre la manipulación franciscana que no demuestra (167). O la interpretación discutible que hace de la obra de Díaz y Gómara, punto este clave para hacer una valoración de la obra
Restall hace referencias a aspectos importantes que han quedado olvidados por la simplificación y mitificación de la conquista, como es el papel de los africanos, la plenitud de la conquista y la incomunicación. Pero en ciertas posiciones presta demasiada atención a procesos laterales que convierte en generalidades. Como por ejemplo negar cierta superioridad española.
También resulta cuestionable la animosidad contra la figura de los conquistadores. Reduce su papel a hombres afortunados cuyo mayor mérito es encontrase en el lugar adecuado en el momento oportuno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El objetivo real de este libro (como todos los libros y trabajos de Restall) es desmerecer la conquista española de América lo máximo posible y quitar todo el mérito de los conquistadores españoles y del Imperio Español llegando en algunos casos al absurdo y el ridículo. Supuestamente el objetivo de este libro es acabar con 7 mitos de la conquista española pero eso es falso, el motivo real de Restall para escribir este libro es intentar difundir un nuevo gran mito: el mito de que la conquista del Imperio Aztecas, mayas, Imperio Inca y demás pueblos indígenas fue poco más que suerte jajajajaja